Europa Press. La Audiencia de Granada ha condenado a doce años y medio de prisión a un hombre por abusar sexualmente de sus dos hijas menores de edad en la vivienda en la que convivía con ellas y su mujer, que fue quien denunció los hechos cuando se percató de lo que estaba ocurriendo.
El procesado ha sido condenado como autor de dos delitos continuados de abuso sexual a menores de 16 años, uno de ellos en grado de tentativa, por los que también se le ha retirado la patria potestad durante cinco años y se le ha impuesto la prohibición de acercarse o comunicarse con las pequeñas durante un mínimo de siete años.
Según consta en la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, los hechos se remontan a una noche de noviembre de 2017, cuando la esposa del acusado dormía en la planta baja de la vivienda al estar al cuidado de su madre enferma.
Una de las pequeñas, que en el momento de los hechos tenían 9 y 11 años, se fue a dormir con el procesado al dormitorio conyugal, situado en la segunda planta del inmueble, donde la abrazó por detrás y restregó sus partes íntimas con ella.
A la mañana siguiente mientras el padre se fue con la niña a misa, la madre cogió la ropa sucia para introducirla en la lavadora, notando que el pijama de la menor estaba mojado y con una mancha.
La Audiencia de Granada considera probado que hechos similares se habían venido produciendo durante el año 2015, periodo en que los padres estuvieron separados y la niña se iba a dormir fines de semana alternos a casa de su padre.
A raíz de estos hechos la pequeña ha arrastrado una serie de problemas de salud, siendo tratada psicológicamente por estrés postraumático y depresión, entre otras patologías.
Respecto de la otra hija menor, el procesado se comportaba de manera similar con ella cuando dormía en la casa familiar o en la que vivió cuando estuvo separado de la madre, incluso amenazaba a la niña con castigos o con pegarle si contaba algo. Al igual que su hermana, necesitó tratamiento psicológico por depresión y estrés postraumático.
La madre declaró en su momento que aquel día en el que estaba haciendo la colada y vio la mancha en el pijama de una de sus hijas, creyendo que era semen, «se puso muy nerviosa, pues la niña aquella noche había dormido con el padre y cuando vino de misa le pidió explicaciones de qué era aquello».
Su marido cogió las cosas y se marchó del domicilio sin mediar palabra. Luego le preguntó a la pequeña a solas y acabó por contarle lo que estaba ocurriendo. Posteriormente, la mujer se fue a hablar con el pediatra, al hospital y finalmente acudió a la Guardia Civil, donde denunció los hechos.
El fallo, contra el que cabe recurso, también impone al acusado la medida de libertad vigilada durante cinco años, una vez que cumpla la condena de cárcel. También ha sido inhabilitado durante un mínimo de ocho años para cualquier profesión u oficio que conlleve contacto regular y directo con menores.