Marco Flores, Premio Nacional de Baile Flamenco y Premio MAX 2020, lleva al Festival de Jerez Tierra Virgen, un espectáculo que reinterpreta lo clásico y lo sacro

Tierra Virgen es un espacio idealizado que se inspira en las formas más clásicas del flamenco -cante, guitarra, baile- y en conceptos relacionados con el origen de este arte: el folclore, lo popular o lo iberoamericano (idas y vueltas). Es una pieza que evita encorsetarse en corrientes estéticas impuestas: la vanguardia, lo contemporáneo, la modernidad. Es el nuevo espectáculo de Marco Flores. El 5 de marzo llega al Festival de Jerez, en el Teatro Villamarta

«Todo lo cría la tierra. Con esta canción y la voz impresionante de Chelo Pantoja se inicia el espectáculo de cante, baile, guitarra, pasión, sentimiento, etc. donde lo distante se acerca, donde se da color a la existencia, a la emoción, al recuerdo». Alberto Morate, Todoliteratura.

«El espectáculo Tierra Virgen brinda la posibilidad de conectar con las raíces, interpretaciones nuevas del flamenco que dan profundidad, estilo y creatividad a esta danza ancestral que une en el universo sentido de pasión y entrega a las emociones». Ana García, Teatro Madrid.

El 5 de marzo llega al Festival de Jerez, en el Teatro Villamarta, Tierra Virgen, de Marco Flores, Premio Nacional de Baile Flamenco y Premio MAX 2020. No estará solo en el escenario: Marco Flores interpretará Tierra Virgen junto con Chelo Pantoja, artista invitada para la ocasión, con música de José Tomás y coordinación coreográfica de Patricia Ruz. Emprenderán un viaje profundo, silencioso, provocador y verdadero a partir de un repertorio sólido, etéreo, culto y festero. Esta Tierra virgen se mueve en la retaguardia de la modernidad, puesto que «consideramos que no está de moda», expresa Flores, «sino que se inspira en las formas y estructuras clásicas de un arte como el Flamenco, en pro de un acto artístico actual».

Tierra Virgen se construye desde una libertad que desemboca en una reinterpretación de lo clásico, lo tradicional, los ritos y lo sacro: herramientas poderosas que pueden cambiar el mundo. Nuevas lecturas de festejos y credos que hacen evidente el carácter universal de todas las culturas, puesto que responden a necesidades comunes. «¿Por qué alejar tanto aquello que nutre? Nuestros ancestros y orígenes. El lugar de origen siempre es el mismo, y el flamenco es una parte más de esa raíz. Y por ello, no es ni superior ni inferior, es valioso».

Para el artista, Tierra Virgen «es una tierra que se conoce, se ha habitado anteriormente, pero que no pertenece a nadie. Es una tierra que invita a pararse, a la meditación y a libre reinterpretación de ritos, tradiciones. El flamenco clásico -la guitarra, el cante y el baile- se une aquí con lo popular, lo iberoamericano, lo sacro». El flamenco puede ser especialmente libre para mezclarse con otros tiempos, estilos y territorios. «El flamenco es un arte muy extenso y tiene zonas fronterizas con otras artes y manifestaciones culturales. Estas zonas fronterizas son grandes y en ellas todo se desdibuja, se transforma, tiene un sentido más diverso y plural. Todo esto es una ventaja para cualquier manifiesto artístico». 

Lo iberoamericano, lo popular, lo sacro permiten a Flores conectar con el origen: con las coplas que escuchaba y con el campo. «Principalmente, son estéticas y manifestaciones que tienen mucha relación con el flamenco o con su origen. Son conceptos que siempre se han hermanado»El baile y la música permiten evocar el pasado de una manera más sensorial que racional. «El primer impulso es sensorial, pero que después lo racional es consecuencia inmediata. Esto es muy poderoso. Es una herramienta vital». 

Acaso el espectáculo, que el artista presenta en el Festival de Jerez, donde el artista empezó como alumno, «luego bailé en compañías y representé trabajos. Es un espacio muy especial. Quizás, el que más me ha marcado», proponga también repensar las prisas del presente. «Tierra Virgen invita a la contemplación,  a la escucha,  a pararse. Ahora todo va muy rápido y todo va muy cargado de estímulos. Este viaje se degusta despacio. Es un alto en el camino donde imperan la escucha y la contemplación».