Los expertos piden campañas de concienciación sobre el radón similares a las del tabaco, según Sika

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Es considerada la segunda causa de muerte por cáncer de pulmón. El CTE propone vías de protección frente al gas radón como: cámara de aire, barrera de protección entre el terreno y el edificio y la despresurización o un espacio de contención ventilado

El radón es un gas radiactivo inodoro, insípido e incoloro y es considerado el segundo causante de cáncer de pulmón en el mundo, por detrás del tabaco, pero poco se conoce sobre su origen y la forma de protegernos de sus efectos.

Este gas que se produce por la desintegración natural del uranio presente en suelos y rocas. Por su estado gaseoso, puede penetrar a través de las grietas o del propio material en el interior de los hogares o lugares de trabajo.

Tomar las medidas necesarias sería una forma de protegernos ya que, en altas concentraciones en espacios interiores, el radón, puede ser un auténtico peligro. El Código Técnico de la Edificación (CTE), que fue modificado en 2019, Seis años más tarde que la Directiva europea que obliga a ello- establece un nivel de referencia para el promedio anual de concentración y propone unas medidas para limitar su entrada en zonas habitables y así reducir los problemas de salud en las personas. Además, los expertos piden campañas de concienciación similares a las del tabaco, para que los ciudadanos conozcan si sus viviendas pueden estar expuestas o en el caso de estar, qué pueden hacer para reducir la concentración de este gas en sus hogares.

Según los expertos, la presencia del radón surge en función de la geología y de determinados tipos de suelo. A nivel geográfico, citan Galicia, Castilla y León, la provincia de Madrid, Toledo, Extremadura, Sevilla, Córdoba, el pirineo navarro, aragonés, catalán, la zona costera de Cataluña como los lugares con mayores concentraciones… Pero, además de estas zonas, hay que tener en cuenta otras consideraciones. «Por ejemplo, la tipología constructiva, si la vivienda cuenta con sótano que no se ventila adecuadamente, o tiene paredes y muros de piedra o ladrillo en los que hay una mayor difusión del radón, o pavimentos en contacto con el terreno con soleras que tienen juntas mal selladas», explica Jordi Marrot, responsable del Área Técnica del Col·legi de l’Arquitectura Tècnica de Barcelona y representante del CGATE en materia de sostenibilidad en diversas asociaciones.

Las vías propuestas por el CTE para la protección frente al gas radón: cámara de aire, barrera de protección entre el terreno y el edificio, y despresurización, con la colocación una canalización de tubos y arquetas  que extraen los gases del terreno  o un espacio de contención ventilado.

El Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja ha investigado con la empresa Sika soluciones de protección frente a este gas que se han materializado en el desarrollo de un sistema de lámina de impermeabilización formado por membranas con un coeficiente de difusión del radón muy bajo, reconocida con el DIT (Documento de Idoneidad Técnica).

«Estas láminas se colocan externas a la estructura, con lo cual envuelve toda la cimentación y lo que esté en contacto con el terreno evitando el paso del radón a la zona habitable», explica Gema González, Product Engineer Waterproofing en Sika España.

Sin embargo, «la existencia de espacios cada vez más estancos y herméticos, en los que no hay ventilación exterior para asegurar una mayor eficiencia energética, es uno de los principales problemas que impiden reducir las concentraciones del gas en el interior del edificio», asegura Borja Frutos, arquitecto del Instituto Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja. IETcc-CSIC. 

Aunque la modificación del CTE es reciente, «esta norma establece ya unas pautas de trabajo para obra nueva fundamentalmente, pero con unos flecos técnicos por desarrollar», cree Borja Frutos. «Lo tenemos normalizado pero muy pensado para obra nueva; el paso es hablar de los edificios existentes que es donde vivimos la mayoría», complementa Marrot.

De la misma opinión es González: «el CTE es una norma prestacional. Creemos que una barrera es lo más conveniente a la hora de proteger frente al radón, sobre todo en edificación nueva, porque la ventilación es muy difícil de controlar, los edificios son cada vez más estancos. Aunque la normativa exige una ventilación con renovaciones por hora muy específicas, en muchos lugares no se cumple, sobre todo en zonas bajo sótano en donde la gente trabaja… Son factores de riesgo a tener en cuenta».

La Organización Mundial de la Salud recomienda formar a los profesionales de la construcción y ofrecer ayudas para eliminar o reducir el radón de los edificios existentes, sin embargo, los expertos creen que el Gobierno no está llevando a cabo una campaña incentivadora para mitigar los efectos de este gas.

«Hay pocos incentivos, hay un Real Decreto de Rehabilitación que sí incorpora el tema del radón, pero existen experiencias en otros países con ayudas más importantes», piensa Frutos. «En España vamos con muchísimo retraso con respecto a otros países; se ha incorporado tarde en el CTE, y no tiene una trayectoria de investigación muy alta, como pueda haber en Reino Unido (que tiene del orden de medio millón de medidas a nivel nacional para clasificar el territorio, cuando en España hay alrededor de 12.000), Irlanda, Alemania, Suecia, EEUU, Canadá…».

Para concienciar e informar sobre los efectos que tiene este gas nocivo en la salud, estos expertos solicitan que se incorpore el radón en el certificado de eficiencia energética como un factor de compraventa o alquiler, como en Suecia. También en las Inspecciones Técnicas de Edificios e incluso en los certificados sostenibles LEED o BREEAM, tal como ocurre en otros países como en Francia.

Sobre SIKA
El Grupo SIKA es una compañía multinacional especializada en productos químicos. Es suministrador en los sectores de construcción (edificación y obra civil) e industria (transporte, automoción, plantas de energía solar y eólica, fachadas…). SIKA es líder en la fabricación de materiales para el   sellado, pegado, impermeabilización, reparación y refuerzo y protección de estructuras. Está presente en más de cien países, con trescientas fábricas y, aproximadamente, 25.000 empleados en todo el mundo.

Fuente Comunicae