Fit Cultural o cómo asegurar que el talento y la filosofía corporativa encajen, según Grafton

Entendido como la adecuación entre los valores, creencias y comportamientos de un profesional y la identidad de la empresa, el llamado fit cultural se ha convertido en una de las claves para construir equipos sólidos y resilientes. Una correcta evaluación del fit cultural permite anticipar cómo se comportará un candidato dentro de la estructura, cómo se relacionará con sus compañeros y cómo afrontará los desafíos de la organización

En un contexto empresarial donde la atracción y la fidelización del talento son prioritarias, la capacidad de un candidato para integrarse en la cultura organizativa ha adquirido un peso determinante en la toma de decisiones de contratación. El llamado fit cultural, o encaje cultural, entendido como la adecuación entre los valores, creencias y comportamientos de un profesional y la identidad de la empresa, se ha convertido en una de las claves para construir equipos sólidos y resilientes.

En este sentido, Grafton, marca especializada en la selección de mandos intermedios y perfiles cualificados de Gi Group Holding, ha analizado cómo este aspecto ha pasado de ser un criterio subjetivo, a formar parte de la estrategia de selección con procedimientos específicos. Manuel Montero, Associate Director de Grafton, señala que «las empresas demandan procesos cada vez más personalizados, donde no solo se valide la competencia técnica, sino que se analice de forma objetiva cómo el profesional se alinea con la esencia y los valores de la compañía».

Así, una correcta evaluación del fit cultural permite anticipar cómo se comportará un candidato dentro de la estructura, cómo se relacionará con sus compañeros y cómo afrontará los desafíos de la organización. Además, se ha vuelto un factor clave para proteger la marca empleadora, ya que los procesos fallidos afectan al clima laboral y a la reputación corporativa.

Conocer realmente a la empresa, primer paso para encontrar el candidato perfecto
En este sentido, desde Grafton recomiendan llevar a cabo un análisis, cualitativo y cuantitativo, sobre la cultura de la empresa con el objetivo de conocerla a fondo. De este modo, se podrá definir con precisión sus valores reales y no solo los que figuran en su misión o visión. Para ello, es necesario diseñar procesos de evaluación que incluyan dinámicas de comportamiento o entrevistas situacionales que permiten proyectar la capacidad de adaptación de un candidato. «Muchas veces, las empresas creen que ya conocen su cultura, pero cuando se analizan sus dinámicas internas o la percepción que tienen los equipos, se pueden descubrir matices que pueden ser decisivos para el éxito de una nueva incorporación», apunta Montero

Otro factor clave es la importancia de la comunicación interna en el proceso de selección. Según Grafton, es fundamental que el candidato reciba una imagen transparente y honesta sobre la cultura de la compañía desde el primer contacto. Mostrar de forma realista las dinámicas del día a día, los modelos de liderazgo o las expectativas de desempeño es una de las mejores formas de asegurar que el futuro empleado se incorpore con un conocimiento claro del entorno al que se unirá.

El fit cultural también influye directamente en aspectos como la innovación, la agilidad o la eficiencia de los equipos. Un profesional que se siente identificado con la cultura corporativa será más proclive a implicarse en los proyectos y a contribuir a un ambiente colaborativo y positivo. Por eso, es importante que las organizaciones alineen el proceso de selección con sus objetivos estratégicos y los de la cultura organizacional a largo plazo. «El reto es encontrar talento, pero también construir relaciones laborales sostenibles, que aporten valor a ambas partes. Por eso, es clave que las empresas miren más allá del currículum y comprendan mejor la personalidad, motivaciones y expectativas de los candidatos», concluye Montero

En definitiva, apostar por la identificación y evaluación del encaje cultural es una de las decisiones más estratégicas para las compañías que buscan crecer, pero también crear equipos cohesionados y preparados para los desafíos de un mercado en permanente cambio.